La primera vez que accedí a la música de Peepshow me pareció recordar aquellos grupos con ciertas pretensiones en los 80, gente que se apoyaba en contextos diseñados para epatar visualmente. Las maquetas de Peepshow estaban presentadas con un lujo desmesurado para ser simplemente eso, maquetas. Dentro se adivinaba una combinación de Pop denso de claro corte británico, Rock cósmico que, de alguna forma, les conectaba con el espíritu progresivo de los 70 y unas letras enigmáticas sobre historias asfixiantes. La lógica evolución de sus canciones ha hecho de ellos una de las bandas más interesantes del panorama valenciano, su vanguardismo no riñe con las buenas melodías que ensalzan sus, repito, pretensiones. Sí, Peepshow es un grupo pretencioso, pero en el buen sentido de la palabra, sus canciones abarcan conceptos de retrofuturismo y sus guitarras son los elementos punzantes y discordantes ante un fondo ambientado en el recuerdo de obras conceptuales como las que hiciera Bowie con Ziggy o los Who de Tommy, lo que se llamó en su momento Operas Rock, que por otra parte mostraban el talento de grupos también pretenciosos (y, desde luego, formidables). Ahora Peepshow son mucho más ambiciosos y editan su segundo álbum con un diseño que camina entre Moebius y Enki Bilal, les debe gustar la BD francesa, porque sin duda comparten con ellos aquellos momentos caóticos y depresores que también andan implícitos en las letras de éste Killy y los hombres estrella, que comienza sus notas con reflejos de Neu y con la voz extraordinariamente bien timbrada y sensual, mientras la instrumentación persigue y logra cauterizar cada composición, dejando planeando la sospecha de que éste es uno de esos discos con pocas comparaciones, posiblemente porque las influencias son tan diversas que el resultado acaba siendo aplastantemente original y, sobre todo, atemporal. La portada, repleta de noche y luces de neón en una ciudad imaginaria, expresa la dimensiónurbanita del Pop agrio y cautivador de este brutal segundo álbum. Sólo se me ocurre dar la enhorabuena a quien tenga la suerte de escucharlo.
Juan Vitoria.
Suerte.
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